lunes, 12 de septiembre de 2011

Mulholland Drive

Sin duda los amantes del cine con giros inesperados o carentes de sentido, que obligan a trabajar la mente y no dar todo hecho al espectador, encontrarán en Mulholland Drive una obra de su agrado.

El caótico Lynch inventa una atmósfera que parece verídica al principio, pero la historia que se desarrolla va dejando caer pequeñas piezas que se intuyen fuera de nuestro alcance, confluyendo a un torrente de sinsentidos (frases que se repiten, escenas surrealistas) donde aparece un clima completamente distinto al del resto de la obra, para finalmente desembocar en lo irracional.



Sin darnos cuenta, la realidad que habíamos hecho nuestra desaparece y nos encontramos desorientados, buscando sin mérito una explicación. Ésta irá llegando lentamente y de forma translúcida a lo largo de la siguiente parte del film, aunque no es fácil de intuir.

En la película se mezclan los sueños con los sucesos certeros; sueños que el espectador no reconoce como tales, pues en un principio no somos capaces de relacionar las pistas que nos deja la continua presencia de la voluntad del soñador .

Naomi Watts y Laura Elena Harring están mágnificas en sus respectivos papeles; cabe destacar la asombrosa transformación de Watts, interpretando con maestría dos personalidades completamente opuestas.




domingo, 11 de septiembre de 2011

Krzysztof Kieslowski

El fallecido director polaco nos dejó como su legado más representativo una bellísima trilogia ("Trois Couleurs") dedicada a los revolucionarios colores de la bandera francesa: azul (libertad), blanco (igualdad) y rojo (fraternidad), con los cuales bautiza a las películas que la conforman.

El color que da nombre a cada película impregna la mayor parte de los fotogramas, evocando en el espectador una serie de emociones relacionadas con cada tonalidad.

Si nos centramos en "Trois Couleurs: Bleu", la primera película y a mi jucio la mejor de las tres, nos encontramos ante una obra lenta, con muchos silencios, pero con una magistral belleza estética; los detalles cobran la mayor importancia, pues cada fotograma está minuciosamente cuidado y exprimido al máximo. También encontramos muchos símbolos en la película, envueltos en el azul que tanto dolor evoca, y a la vez una posiblidad de libertad.


No olvidar a la maravillosa Binoche en uno de sus papeles más melancólicos y destacar la preciosa música de Preisner, que incluso es utilizada en lugar de diálogos.